Estambul, una ciudad que alberga aproximadamente 20 millones de habitantes, es un crisol de culturas, religiones y estilos de vida. En un recorrido reciente, se descubrieron los extremos de esta metrópolis: desde barrios marginados hasta áreas opulentas, mostrando la diversidad y los desafíos que enfrenta la ciudad.
En la ciudad de Estambul, es cada vez más difícil encontrar barrios pobres o guetos, ya que muchos de ellos están siendo reemplazados por proyectos de desarrollo urbano. Hace apenas unos años, había barrios con más de 100,000 habitantes, pero ahora están siendo desplazados por edificios masivos y complejos habitacionales más grandes.
En un área llamada Gunesli, se encontró un contraste surrealista: casas humildes hechas de lámina, ladrillo y barro, y a la vuelta de la esquina, una mansión. Este fenómeno es producto de la gentrificación y del significativo desarrollo que está experimentando esta parte del país.
El barrio de Chahir Bache es uno de los pocos auténticos que quedan. Con alrededor de 150,000 residentes, es uno de los pocos proyectos que no ha sido urbanizado. Los locales luchan para evitar que las grandes constructoras los desplacen. A pesar de que estas empresas construyen edificios increíbles, surge la pregunta: ¿Cómo pueden permitírselo los habitantes actuales?
El costo de vida en estos barrios es sorprendentemente alto. En un barrio como Chahir Bache, el alquiler mínimo para una vivienda estándar es de alrededor de 2,500 liras (aproximadamente $100). Sin embargo, al salir de este barrio, los alquileres se disparan a 6,000 o 8,000 liras.
Por otro lado, en el barrio de Eyup, aunque no es un barrio pobre, es uno de los barrios más tradicionales de Estambul. Aquí, es común ver a mujeres con velo y hay muchas más prácticas islámicas. Se pueden observar tradiciones como las ceremonias de circuncisión y las oraciones en la tumba de un general que supuestamente fue guiado por Mohammed.